miércoles, 26 de septiembre de 2007

¿Qué Festejamos en Sucot?


De todas las fiestas del calendario hebreo, hay tres que tienen una particularidad en común, y ellas son: Pésaj, Shavuot y Sucot. A estas fiestas se las conoce como los shalosh regalim (las tres fiestas de peregrinación), pues en las épocas del Templo Sagrado, en estas fiestas existía la obligación de ascender hacia la ciudad de Ierushalaim.

Estas tres fiestas, que en su origen están relacionadas con sucesos históricos determinados, tienen también una estrecha relación con las distintas etapas del trabajo de la tierra. Por ejemplo, en la fiesta de Pésaj recordamos la salida de la tierra de Egipto y siempre cae en la época de la cosecha de la cebada; en la fiesta de Shavuot recordamos la entrega de la Torá en el Monte Sinai y es la época en la que se cosecha el trigo. Pero lo que todavía no está debidamente aclarado es lo que esta fiesta de Sucot viene a recordarnos.

Cuando la Torá nos ordena acerca de la fiesta de Sucot nos dice:

"Habló D'os a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel diciendo: En el día quince del séptimo mes, éste, es la fiesta de las cabañas, siete días ante D'os... En cabañas habitarán siete días, toda persona de Israel habitará en las cabañas. Para que sepa vuestra descendencia que en cabañas he hecho habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto, Yo soy vuestro D'os" (Vaikrá -Levítico- 23:33-34, 42-43).

Nuestra Sagrada Torá dice claramente que la razón de esta fiesta es recordarnos que cuando salimos de Egipto D'os hizo para nosotros cabañas. Pero, ¿de qué cabañas estamos hablando? Además, ¿Por qué D'os tenía que hacernos cabañas? ¿Es que nosotros no podíamos haberlas hecho por nuestra propia cuenta?

El Talmud comenta:

"'Para que sepa vuestra descendencia que en cabañas he hecho habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto'. Nubes de gloria eran - dice Rabí Eliézer; Rabí Akivá dice: Cabañas de verdad hicieron para ellos" (Sucá 11b).

Rabí Eliézer dice que estas "cabañas" a las que se refiere la Torá eran en realidad nubes de gloria, sin embargo Rabí Akivá prefiere entender el versículo literalmente.

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