miércoles, 26 de septiembre de 2007

SUCOT LA FIESTA DE LA RECOLECCION


Fiesta de la Recolección

"Celebrarás la festividad de las cabañas (Sucot) durante siete días, una vez recogido el producto de tu era y de tu lagar" (Devarim 16:13).

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"Una vez recogido el producto de tu era y de tu lagar", cuando tu casa esté repleta de todo lo necesario, acuérdate que en cabañas mantuve a los Hijos de Israel, sin asentamientos ni descansos.


Entonces "recordarás todo el trayecto en el que te encaminó el Eterno, tu D-os, cuarenta años en el desierto, y comiste maná para que sepas que no solamente de pan se mantiene la persona, sino por la palabra de D-os vivirá el hombre".

¿Y porque te obliga todo esto?: "Pues el Eterno, tu D-os, te trae a la buena tierra... No sea que comas y te hartes y construyas buenas casas y te asientes, y se eleve tu corazón y te olvides del Eterno, tu D-os, que te sacó de la Tierra de Egipto y te llevó por el enorme desierto lleno de serpientes, culebras y escorpiones; sequía, que sacó el agua de las rocas, que te dió de comer maná... Y dirás en tu interior: Mi fuerza y mi poder me hicieron toda esta grandeza; y recordarás al Eterno, tu D-os, que Él te dió la fuerza para hacer el poder".

¿Por qué fijó D-os la festividad de Sucot en la época de la recolección de los granos del campo y de la uva, y nos obligó a abandonar nuestras casas? Para recordar que nuestros padres no tuvieron descanso ni residencia fija, para que no se enorgullezcan las personas con sus bienes, y se olviden de D-os. Con estas palabras nos advierte la Torá sobre el peligro de la riqueza y del poder: "No sea que vayas a creer en tí mismo y te olvides de tu Creador".

El orgullo es el mayor enemigo del reconocimiento de D-os. Como dice el Talmud: "Con todos puede habitar la Divinidad, excepto con el orgulloso".

Como comprobamos a lo largo de nuestra historia, desde Moshé Rabenu hasta nuestros días, el bienestar y la tranquilidad económica fueron siempre los precedentes de la caída espiritual de nuestro pueblo y, tras esa caída, sobrevinieron las desgracias.

Por este motivo nos obligó D-os, durante una semana al año, abandonar nuestra casa y sentirnos temporales en una cabaña, cuyo precario techo no nos proporciona seguridad, y ni siquiera nos protege de las lluvias. Esta mitzvá de vivir en la Sucá durante siete días es, precisamente, el medio para cumplir con lo que nos ordena el versículo: "Y recordarás que D-os...".

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