jueves, 9 de agosto de 2007

DOS ARTICULOS DEL DR. M. LAITMAN


Luz a las naciones

El pueblo judío tiene una misión: conducir a toda la humanidad al grado más elevado posible de existencia.


Dr. Michael Laitman

Cualquiera diría que simplemente estamos obligados a pasar una guerra cada cierto tiempo. Es una cuestión habitual desde la fundación del Estado de Israel.

En todos los edificios hay un refugio, en cada casa se tiene una máscara antigas, cualquier niño sabe identificar sirenas de emergencia activadas ante ataques con misiles contra poblaciones israelíes, ni qué hablar de un concepto tan “natural” como el acto terrorista suicida.


En otros países, como por ejemplo Australia, Italia o Suiza, se vive sin la amenaza de cohetes de largo alcance o de autobuses que explotan. ¿Por qué en Israel no ocurre lo mismo? ¿En qué somos distintos a los demás países? ¿Por qué los ojos del mundo están puestos justamente en este granito de arena sobre el mapa del planeta que se llama Israel?

Los cabalistas nos enseñan que el pueblo de Israel tiene una misión exclusiva en la realidad: su rol como pueblo elegido. Por esta razón, el desarrollo de la nación israelí ocurrió de una forma distinta al del resto de las naciones.

En otras palabras, toda nación tiene una raíz genética que la singulariza. En cambio, lo que hace única a la nación israelí, es su raíz espiritual. Eso quiere decir que el pueblo judío está destinado a conducir a toda la humanidad al nivel más elevado posible de existencia.

La historia cuenta que el patriarca Abraham logró cruzar la barrera que separa el mundo corporal del espiritual. A razón de este descubrimiento escribió el primer libro de Cabalá, "Sefer Yetzirá" ("Libro de la Creación") y comenzó a difundir su ciencia entre un grupo pequeño de estudiantes, que creció y posteriormente se transformó en el Pueblo de Israel.

Hasta la destrucción del Segundo Templo, el Pueblo de Israel vivía su vida en percepción de ambos mundos: corporal y espiritual, una condición necesaria para lograr transmitir el método de evolución espiritual a todos.

La humanidad entera es un único cuerpo universal en el que cada nación tiene su propio rol y función. El pueblo judío tiene una tarea especial: realizar el método de corrección y transmitirlo al resto de las naciones del mundo. Este es el significado de la frase "Luz a las naciones".

Según la sabiduría de la Cabalá, somos el pueblo elegido, en cuyas manos se encuentra el método de corrección de toda la humanidad; es la Torá revelada que recibimos en el Monte Sinaí, el mismo método de evolución espiritual plasmado en los libros originales de Cabalá.

Pero, ¿en qué consiste esta corrección que hay que realizar? ¿Qué es lo que está fallando en nosotros o en el mundo?

La raíz del mal se oculta en el egoísmo humano, el atributo dominante de cada persona. Este egoísmo -que fue evolucionando en un proceso natural, desde un pequeño nivel primario, al comienzo de la existencia humana, hasta su máxima expresión de hoy en día- es como un afilado cuchillo que separa a las personas.

Los cabalistas explican que esa separación entre las almas es la raíz de los males del mundo, y describen en las fuentes auténticas de la Cabalá un método de corrección del egoísmo, que comenzará primero con el pueblo de Israel y luego con el resto de la humanidad, volviendo así a existir como un solo hombre con un solo corazón, basándose en el principio "Ama a tu prójimo como a ti mismo".

Nuestro regreso a Israel en esta última era, simboliza el comienzo del cambio esperado: la Tierra de Israel fue el lugar donde aplicamos ese método en el pasado, y adonde volvimos para seguir con nuestra asignación: transmitir el método al resto de la humanidad.

Los golpes que nos afligen hoy día, están especialmente destinados a despertarnos para entender en lo individual y como pueblo, cuál es el propósito de nuestra existencia en el mundo y nuestro rol sobre la Tierra, pudiendo así restablecer la conexión que perdimos con el mundo espiritual, y volver a experimentar seguridad, prosperidad, independencia y plenitud.



La última reencarnación
Dr. Michael Laitman*

Se necesita mucha preparación para seguir Su camino, pero ¿quién conoce las vías del Señor? Pues éste es el significado de la Luz compuesta de 613 vías que quienes las siguen logran purificarse, hasta que sus cuerpos dejan de formar una pared de hierro entre ellos y el Señor (Baal Ha Sulam, Seguir el Camino de la Verdad).

Porque el propósito del alma, al encarnarse, es volver a su raíz y adherirse a Él, mientras se encuentra vestida en un cuerpo, como está escrito: ``Amar al Señor, tu Dios, y seguir Su camino, y observar Sus Mitzvot'' y adherirse a Él, por lo que se puede ver claramente que este proceso culmina con adherirse a Él, es decir, como era antes que el alma se hubiera vestido en cuerpo (Baal HaSulam, Seguir el Camino de la Verdad").
Según la Cábala, el Creador creó el mundo y todas las criaturas para deleitarlas con el placer de Su Luz y Abundancia. Esta Abundancia, sin embargo, aunque se le esté prometida a todos los seres humanos, se puede alcanzar solamente al igualarnos al Él.
Los cabalistas nos explican que para alcanzar este estado de igualdad, que nos permite experimentar el placer de la Luz del Creador, es necesario involucrarnos en el estudio de la Cábala que nos lleva por un proceso que gradualmente nos va asemejando más y más a Él.
Por lo tanto, tenemos que seguir volviendo a este mundo hasta que alcancemos dicha semejanza, tal como lo explica Baal HaSulam.
He aquí que se ha hecho saber por los autores y los libros, que el estudio de la sabiduría de la Cábala es absolutamente necesario para toda persona de Israel (los que anhelan adherirse al Creador). Y aunque uno haya aprendido toda la Torá, la Mishná y la Halajá de memoria -habiendo sido un hombre de virtud, realizando buenos hechos en mayor cantidad que sus contemporáneos-, pero no haya estudiado la sabiduría de la Cábala, está obligado a volver a reencarnarse en este mundo para estudiar los secretos de la Torá y la sabiduría de la Verdad; lo cual está mencionado en varios Midrashim de nuestros sabios" (Baal HaSulam, Introducción al libro Pí Jajam").

La estructura de la Creación
Pero se necesita mucha preparación, la de seguir Su camino, y ¿quién conoce las vías del Señor? Pues éste es el significado de la Luz compuesta de 613 vías que quienes las siguen, logran purificarse, hasta que sus cuerpos dejan de formar una pared de hierro entre ellos y el Señor" (Baal HaSulam, Seguir el Camino de la Verdad").
La Luz del Creador llega a nosotros desde el mundo de EinSof (Infinidad, en hebreo). Esta Luz se divide en 613 Luces distintas que forman en nosotros 613 deseos correspondientes y adecuados para recibirlas, los cuales se llaman vasijas de recepción.
Cada uno de los 613 deseos es inicialmente egoísta. Sin embargo, mediante el estudio de la Cábala, que nos enseña cómo podemos recibir estas Luces, vamos recibiendo toda la Luz que el Creador quiso impartirnos, de modo que terminamos disfrutando, tanto nosotros como el Creador.

Igualarse al Creador
El atributo del Creador es el de dar, y el estado en el que está, es llamado El estado perfecto". El Creador quiere que nos asemejemos a Él, lo cual se alcanza al adquirir Su atributo de otorgamiento, para que podamos, nosotros también, llegar a Su estado de perfección. Por lo tanto, creó en nosotros el deseo de disfrutar, para que queramos ser como Él y disfrutar del mismo placer que Él experimenta".

Transformarnos de receptores a otorgantes
¿Cómo se transforma un deseo egoísta en altruista, de un deseo que quiere recibir para sí mismo, como en los seres humanos, a un deseo que quiere otorgar, como el del Creador? Este cambio se llama Tikún (Corrección, en hebreo) o el cumplimiento de una Mitzvá (Precepto, en hebreo)". Esta corrección se hace posible mediante una fuerza especial, una Luz, llamada Torá, en la Cábala.
Mediante las 613 Luces de la Torá, corregimos los 613 órganos espirituales (deseos) que forman nuestra vasija espiritual, llamada alma". Este proceso nos lleva al nivel del Creador y a llenarnos de Luces. Por consiguiente, llegamos a lo que se refiere en la Cábala como Adhesión al Creador", o sea, a sentir el Creador y entenderlo completamente.

Conectarse mediante la Luz
La adquisición del atributo de otorgamiento, le permite al hombre vincularse con el resto de las almas. El individuo termina recibiendo no sólo su propia Luz (Luz individual), sino también toda la Luz Infinita, destinada para el total de las almas. Cuando el individuo alcanza el grado del Creador, realiza de hecho el propósito por el que fue creado, y obtiene un total conocimiento, eternidad, tranquilidad y plenitud.

Volver a encarnarse
La obtención de este estado perfecto y corregido es la esencia de la Meta de la Creación. Mientras no alcanzamos este estado, seguimos naciendo en este mundo. Esto es así, porque sólo aquí, en este mundo, podemos alcanzar el atributo del Creador, o sea el atributo de otorgamiento.

¿Por qué la Cábala, precisamente?
La Cábala nos enseña cómo corregirnos a nosotros mismos y recibir, como resultado, la Luz y toda la Abundancia que el Creador quiso impartirnos, tal como lo describe Baal HaSulam en su Introducción al Libro del Zohar: ``Y ya nos han instruido nuestros sabios, que el Señor no ha creado el mundo sino para deleitar a Sus criaturas"''.

* El rabino Dr. Michael Laitman es máster en cibernética, doctor en filosofía y Cábala, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

shalom!!!!, no soy judía pero si estudiante de Cabalá. Desde que tengo uso de razón sólo me ha inquietado una pregunta: ¿Qué hago "yo" aquí?.... Desde que tenía algo así como siete años. Estas preguntas que nadie podía contestar fueron mi motor. Con lo cual practiqué varias religiones, me licencié en Filosofía, y poco a poco ... encontré el camino de la Cabalà. Bendigo al Creador por habérmelo ofrecido.
María. A.
España