Tiempo de salir de Egipto
Por Sergio Bergman
Pesaj, la pascua judía, es la celebración de la salida de Egipto, la liberación de nuestra esclavitud,narrada en el Exodo. Al llegar el Pesaj, cada generación debe verse a sí misma saliendo de la opresión del Egipto del pasado, sino también del presente. Hay una tierra de Egipto de la que salimos en esa noche histórica y cada año, en esta noche simbólica de celebración festiva. El Pesaj es saltear el mal de las plagas y acceder, en nuestra conciencia del ser, a la ciencia de hacer el bien en una tierra prometida, para vivir en libertad, igualdad y fraternidad. Constituimos una sociedad que se propone la traducción existencial de la promesa de la tierra al proyecto de ser libres. Se trata, en términos contemporáneos, de dejar de ser esclavos de las circunstancias para ser libres como ciudadanos. Para salir de Egipto y llegar a Israel como tierra prometida, nuestro pueblo, tal como narra la Biblia hebrea, debió detenerse en el monte Sinaí, donde recibió la ley. Esta ley, nuestra Torá, nos instituyó y constituyó. Dejamos de ser un grupo de tribus, los hijos de Israel, para constituirnos en pueblo. Este pacto milenario se renueva de generación en generación para ser libres, no sólo por haber salido de Egipto y liberarnos de su tiránico faraón, sino también por encaminarnos a la tierra prometida. Un camino que se realiza como hijos del pacto, es decir, libres como humanos, expresión de la dignidad con la que Dios nos creó.
Sin ley no hay libertad, sino anárquico caos que hace repetir la sumisión y la opresión de un Egipto a otro, entregándonos a un nuevofaraón. Como esclavos salidos de Egipto, recibimos la ley para acceder a la tierra que se prometía. La ley, y no sólo la salida de Egipto, nos hizo libres. Sólo con el compromiso de ser libres para tomar y cumplir la ley fue posible llegar a la promesa, que ya no era sólo del cielo, sino también en la tierra. Pretender ser auténticamente libres para llegar a la promesa sin cumplir con la ley es, irremediablemente, quedarse en Egipto para siempre. El Pesaj es la celebración de la libertad en el pacto de la ley.
Salir de Egipto en la Argentina será, entonces, liberarnos de los faraones que nos oprimen. Así como las matzot , el pan ázimo, el pan de la pobreza, es símbolo de esta festividad, de la misma forma, los argentinos somos testigos del hambre de muchos en una tierra próspera como lo era el Egipto de entonces. La redistribución de su riqueza era libertad y dignidad. La acumulación en las arcas de los faraones era esclavitud y miseria. Cuando la tierra es bendita en recursos y pobre en equidad habla de la verdadera miseria: la de los hombres que la administran.
La equidad ya no se logra por la omnipresencia de un soberano, sino por la redención que trae la ley. Salir de Egipto en la Argentina ya no es sólo retener la riqueza de la tierra, sino repartirla en la equidad de la ley, que es institución y constitución de todos los argentinos como libres y soberanos en el ejercicio cívico de no hacerse esclavos de quienes elegimos, sino de trabajar junto a nuestros representantes en el marco de las instituciones de una República que sigue siendo tan posible como prometida. Es la ley la que nos libera de Egipto. Y en esta capacidad de hacernos libres en Estado de Derecho y por ejercicio de una conciencia cívica existencial se propone una ética que ya no se decreta como de necesidad y urgencia, sino como esencia estructural de la Constitución. Para así hacer valer la libertad de todos, aun de los que no pensando igual no temen presentarse ante el soberano del poder para recordarle también hoy, como lo hicimos ayer ante el faraón, que hay un Dios que no es él. Que existe una ley que está sobre todos y que nos da derechos, pero también nos impone asumir obligaciones como ciudadanos, ya no tributos como esclavos. Una ley que es la garantía para que no haya que esperar las plagas que abran sus corazones para que pasen de la dureza al amor, del monólogo al diálogo y del resentimiento a la conciliación. Para que se pase de tener razón a compartir razones para el encuentro de todos los corazones. El Pesaj nos recuerda que dar la libertad no es atributo de quien gobierna, sino de la ley, que articula las partes. Una ley que comparte una tierra y disipa la violencia en una unidad de lo diverso. El Pesaj en nuestros días nos asegura como derecho que vivir en la Argentina como República será redimir a la Nación del condominio al que reducimos a nuestro territorio, lo que con dolor nos hace volver una y otra vez a un Egipto del que definitivamente debemos salir.
Fuente La Nacion Buenos Aires
jueves, 25 de marzo de 2010
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