Conectados aunque separados (I)
Dr. Michael Laitman
¿Será posible que facebook, la red social más grande del mundo, refleje el nuevo estilo de sociedad? ¿O es que se trata de otro aumento de ego cuya consecuencia final está destinada a romper corazones e intensificar el distanciamiento entre todos nosotros?
¿Qué es lo que no se ha dicho sobre facebook? Que es la red social más exitosa del mundo, que tiene un valor teórico de aproximadamente quince mil millones de dólares, que consta de millones de navegadores en todo el mundo, que la compañía Microsoft pagó 240 millones de dólares por una porción de 1,6% del sitio, el cual ya está próximo a los doscientos mil (¡!) israelíes inscritos, y la lista continúa.
Pero detrás de los números, el éxito y las palabras pomposas, resalta una pequeña aunque no simple pregunta: ¿por qué?
¿Por qué preferimos manejar nuestras relaciones sociales mediante mensajes textuales, correos electrónicos y juegos de internet, en lugar de salir y encontrarnos en el mundo real?
Facebook es, sin lugar a dudas, lo más "candente'' que existe hoy día en la Red. Todos anexan amigos, juegan con nuevas aplicaciones, montan y bajan imágenes, se fotografían, se conocen y ¿qué es lo que no hacen? Muchos usuarios confiesan ser completamente adictos.
¿Será que facebook responde a una verdadera necesidad social o es simplemente otra forma fácil de escapar de la realidad a un mundo ficticio, donde uno pueda tener decenas o incluso centenares de amigos, un mundo más bello, de entretenimiento, donde las fotografías que presento son retocadas y sin defectos, un mundo donde no hay (por el momento) conflictos sociales?
"Unidad'' que presiona
Somos seres humanos y como criaturas que fueron creadas sólo para recibir, nos gusta acariciar nuestro ego y mostrarle al mundo, cuán bellos, capaces e inteligentes somos, y qué gran cantidad de amigos tenemos. Ver y ser vistos. La red social nos proporciona un excelente escenario para lograr precisamente todo esto. Ver a todo el mundo y al mismo tiempo que nos vean de la mejor manera posible; ser más grandiosos que la vida, con lindas fotos, alabados, cortejados, despertando un gran interés que quizás esconda una verdadera necesidad; necesidad a la que la sabiduría de la Cábala llama "unidad''.
La Cábala se ocupa mucho de la relación entre los seres humanos. Nos explica que para entender la esencia de la conexión entre nosotros, tenemos que conocer su raíz. Los cabalistas nos dicen que en una época, todos nosotros estábamos unidos en una sola alma colectiva, una especie de cuerpo compuesto de incontables células (almas) que se mantenían en una relación continua y mutua.
En un momento determinado, en el proceso de la Creación de la realidad, tal como la conocemos hoy en día, se fragmentó el alma colectiva en innumerables partes. Con la fractura perdimos esa sensación de relación mutua entre nosotros. Esta separación entre las diferentes partes del alma colectiva -que en realidad somos nosotros- creó en nuestro interior, entre otras cosas, una sensación de vacío tal que ha hecho que desde entonces nos encontremos buscando sustitutos a ese sentido de plenitud que una vez experimentamos.
En realidad, los sistemas sociales que hemos creado, en su raíz, buscan de manera inconsciente restablecer ese lazo perdido. Ese viejo recuerdo que nos devuelve a nuestras raíces espirituales.
El principal protagonista, responsable de la separación entre las diferentes partes del alma colectiva, es el ego, que se apoderó del centro del escenario y que en los últimos siglos ha estado aumentando progresivamente su potencia.
En nuestros días, el ego está llegando a un nuevo récord y pareciera que junto al desarrollo impresionante al que nos va conduciendo, está cavando un profundo abismo en nuestros corazones, destruyendo meticulosamente todo tipo de relaciones humanas cálidas que hayamos tenido.
El ego nos hace sentir que dependemos de los demás para satisfacer nuestras necesidades; nos empuja a abusar de ellos y usarlos; pero cuando los demás dejan de beneficiarnos, los apartamos de nuestra vida sin mirar hacia atrás.
En otras palabras, no podemos soportar el hecho que necesitemos de los demás, forzándonos a permanecer unidos en contra de nuestra voluntad. Esta unión nos presiona y hasta nos angustia. Por consiguiente, buscamos diferentes maneras de oponernos y negarnos a esta conexión que nos envuelve a todos en conjunto, y a la que de todas formas tendremos que volver, eventualmente.
Cómo alcanzar una conexión verdadera y gratificante, en la segunda parte de este artículo la próxima semana.
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viernes, 11 de julio de 2008
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