viernes, 20 de junio de 2008

¿Quién es realmente judío? SAMUEL SCHMIDT

¿Quién es realmente judío?
Caminaba un sábado en la mañana por una colonia de clase media de la Ciudad de México, donde en los años '50 se asentó una buena parte de la comunidad ashkenazí.
Ese día no pude resistirme a acompañar a mi esposa para ir a la tienda de compras, cuando repentinamente el mohel nos cerró el paso y me dijo:
- Schmidt, me tienes que acompañar porque nos hace falta uno para el minián en la sinagoga.
- El problema, Hershel, es que le prometí a mi esposa Rosie que la acompañaría de compras.
- Es realmente una mitzvá, Schmidt.
A mi me tenía mas preocupado la molestia potencial de mi esposa que el aburrimiento que pasaría en una sinagoga ultraortodoxa; seguramente el enojo familiar no se compensaría con la mitzvá.
Finalmente la mirada de mi esposa me puso en los brazos de Hershel y caminé entonces con él rumbo a la pequeña sinagoga, pero al entrar los viejos me observaron con ojos de desconfianza, peor que si hubieran descubierto que Ientl era en realidad mujer en el viejo y conocido cuento de Bashevis Singer.
Hershel los consiguió tranquilizar:
- Es el sobrino de Schmidt. Su tío, el ortodoxo, z''l, acaba de fallecer de un cáncer fulminante.
Los religiosos se ocuparon muy bien de hacerme sentir que yo no pertenecía ahí aunque no llegué por libre albedrío. Sin embargo, decidieron ``contarme'' para poder rezar, no obstante no ser considerado judío, a menos claro está que puedan sacarme un donativo o usarme para poder decir Kadish.
En la menor oportunidad salí y fui a alcanzar a mi esposa a la casa a ver si podía usar el resto del sábado para recuperarme de experiencia tan desagradable.
Cuando viví en Israel me quedó claro que el tema de quién es judío era -y es- una de las cuestiones de Estado centrales y que por desgracia, el mapa partidista le da un poder inconmensurable a los religiosos, que es incongruente con su importancia demográfica.
La mayoría del pueblo judío es secular y los ortodoxos determinan políticas fundamentales, incluido el reconocimiento de olim como son los de judíos de centurias desconocidos por los rabinos.
Caigo en la cuenta que éste sea posiblemente uno de los puntos que no permiten definir una Constitución en Israel, porque el enfrentamiento entre una definición secular que sostiene la Ley del Retorno y que salvó muchas vidas de las garras de los dictadores latinoamericanos, se enfrentará siempre a la definición religiosa que ha ordeñado los recursos del Estado en Israel y que se da el lujo de cerrarle los puertos a comunidades judías como la etíope o de Venta Prieta en México, los últimos que sostienen que llegaron con Cristóbal Colón y desde entonces se han mantenido como judíos.
Estando en Jerusalén nos reíamos de los ortodoxos que iban a la universidad a ver furtivamente a las estudiantes en bikini y sufríamos porque cerraban la ciudad los sábados y solamente se podía caminar hasta el mercado árabe para comer.
Circulaban historias sobre las pedradas lanzadas por los religiosos -lo que viola la santificación del shabat-, sus escapadas con las prostitutas y hasta el ahogamiento de una mujer cuyo marido se emocionó y asfixió con una almohada en un intento de no verle la cara mientras fornicaban. La ambulancia no pudo entrar porque la calle estaba bloqueada santificando el shabat.
Esta reflexión me llegó de golpe porque fui invitado a una fiesta de Iom Haatzmaut en Austin, Estados Unidos, donde un grupo de israelíes se sentó en un círculo a cantar canciones acompañados con un acordeón.
Mi identificación con esos cantantes tendió un lazo mucho más sólido del que alguna vez pude sentir frente a los mega ortodoxos, incluidos lo que veía en el trayecto del autobús que cruzaba por Mea Shearim en camino a la ciudad vieja de Jerusalén desde donde se podía llegar al Muro de los Lamentos.
El judío es posiblemente el más universal de los pueblos; la contribución intelectual y científica de los judíos tiene un valor incalculable. Sin embargo, mientras los liberales reconocen el derecho a pensar con libertad como hacen los religiosos, éstos últimos no comparten el respeto a tal derecho.
No hay mucha diferencia entre los fundamentalistas, que asesinan la libertad y buscan unificar bajo sus dogmas, y mientras tanto, reconociendo la centralidad de Jerusalén para el mundo judío, la pregunta de quién es judío adquiere gran importancia porque al ir más allá de lo religioso, va hacia el terreno de la universalidad como esencia del pensamiento judío, donde la libertad es una condición imprescindible.
Samuel Schmidt
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1 comentario:

Anónimo dijo...

En inglés sería "it`s disgusting", que traducido al español sería " es desagradable" pero..., como decirlo educadamente.....; el artículo del Sr Schmidt digo, por las dudas.

Como era eso de la discriminación de los ortodoxos..?
Ya sé, se me ocurre que seguramente porque no aceptan ir de compras en shabbat aunque se lo pida la esposa...
Sin embargo...,otros igualmente judíos sí lo hacen, con libre albedrío y nadie los tilda acusadoramente de "modernos" o "laicos".....
Casi siempre se los invita a formar parte del minian, se sientan cómodos o no paricipando...