martes, 21 de agosto de 2007

CLAVES AMERICANAS

Claves americanas
Hacia una dictadura absoluta
Por Andrés Oppenheimer

MIAMI.- Ahora que el presidente venezolano Hugo Chávez se ha quitado la careta al anunciar que intenta ser un presidente vitalicio, permítanme ofrecer algunas sugerencias sobre lo que deberían hacer la oposición venezolana, las democracias latinoamericanas y Estados Unidos, para tratar de evitar una dictadura total en ese país.

Su plan para obtener poderes absolutos -endulzado con una propuesta para reducir la jornada laboral- irá a la Asamblea Nacional, donde probablemente será aprobado casi por unanimidad y, posteriormente, sometido a un referéndum nacional. He aquí cómo habría que responderle:

La oposición venezolana no debería repetir el error que cometió cuando boicoteó las elecciones legislativas de 2005 y se retiró del proceso, convencida de que su ausencia deslegitimaría la elección. Chávez simplemente ignoró el boicot e instaló una Asamblea Nacional oficialista.

Está claro que la oposición tendrá que competir ahora con más limitaciones: Chávez ha acumulado más poderes para usar los recursos estatales en su campaña política, y controlará la enorme mayoría de los medios de comunicación, especialmente después de su decisión de revocar la licencia de la cadena independiente RCTV y convertirla en otro canal estatal.

Sin embargo, iniciar una campaña en contra del proyecto narcisista-leninista de Chávez no sólo le permitirá a la oposición mantenerse viva, sino que le daría una oportunidad de oro para reagruparse y ganar fuerza.

Las encuestas muestran que la radicalización y la megalomanía del mandatario están empezando a fastidiar a algunos de sus seguidores. "Chávez se está pasando de la raya con este plan", me dijo Michael Shifter, un experto en Venezuela de Diálogo Interamericano, de EE.UU. "Esto representa una oportunidad para ganar el apoyo de los chavistas desilusionados."

Efectivamente, una nueva encuesta de la empresa venezolana Hinterlaces dice que el 54% de los venezolanos desaprueba de la propuesta de reforma de Chávez, mientras que sólo el 26% la apoya. Resulta interesante que el 48% de los encuestados dijeron ser simpatizantes de Chávez, lo que sugiere que muchos chavistas no comulgan con su plan de reelección.

* La OEA, el Centro Carter y otros grupos de fiscalización no deberían repetir los errores que cometieron en el referéndum revocatorio de 2004, cuando aceptaron la imposición de Chávez e iniciaron su monitoreo pocos días antes de la votación. Esta vez, deberían llegar al país varios meses antes, y fiscalizar y certificar la limpieza y equidad de todo el proceso electoral.



* Brasil y Paraguay, cuyos congresos todavía deben ratificar la entrada de Venezuela en el Mercosur, deberían postergar su decisión indefinidamente. El Mercosur tiene una cláusula democrática, y permitirle la entrada a Chávez tras su anuncio de "reforma constitucional sería no sólo violatorio de las normas del acuerdo regional, sino que significaría una luz verde para que otros países, como Bolivia y Ecuador, siguieran sus pasos y se constituyeran en "dictaduras constitucionales .



* EE.UU. podría hacer más que nadie para frenar los delirios de grandeza de Chávez si dejara de subsidiarlo. Efectivamente, Estados Unidos está importando petróleo venezolano por un valor de US$ 34.000 millones por año.



* La Casa Blanca debería imponer un impuesto de US$ 2 por galón al consumo de nafta, o un impuesto del 50% a las camionetas Hummers y otros autos innecesariamente gigantescos.



Reducir la adicción de EE.UU. al petróleo importado debería ser el tema central de la campaña para 2008: además de ser el arma más efectiva contra los países de Medio Oriente que financian el terrorismo, debilitaría a los petrocaudillos como Chávez, y ayudaría a reducir el calentamiento global.

Mi conclusión: es probable que Chávez sea el peor enemigo de sí mismo. Su intento de convertirse en una especie de emperador tropical puede hacer que sus opositores internos se recuperen y usen la fuerza ofensiva en su contra. Ojalá lo hagan con inteligencia, esta vez, y las democracias extranjeras no miren para el otro lado ante este intento de volver a la era de las dictaduras absolutas.

Por Andrés Oppenheimer
FUENTE DIARIO LA NACION

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